
Durante más de cien años la ciudad de Monterrey ha tenido un importante monumento que hoy en día los regiomontanos casi ni lo vemos porque estamos acostumbrados a que ha estado ahí por generaciones y se ha nublado entre las prisas y el caos vial; me refiero al Arco de la Independencia, ubicado en Pino Suárez y Calzada Madero.
En 1910, el presidente de la República, Porfirio Díaz Morí, ordenó a los gobernadores de todos los estados que hicieran preparativos para conmemorar de manera digna el centenario de la Independencia de México. En el caso de Nuevo León, el gobernador Bernardo Reyes pensó en un monumento de gran belleza y proporciones.

Para ello se pensó en un artista talentoso y experimentado, y de inmediato se eligió al arquitecto británico Alfred Giles, quien tenía una década haciendo diversos trabajos en Monterrey. Fue el creador de la Reinera, la fachada del Casino Monterrey, el Banco Mercantil del Norte, el proyecto del Panteón del Carmen, entre otras obras. De igual forma se recurrió al ingeniero Pedro Cabral, quien se encargaría de materializar el diseño de Giles.
Esta obra de arte es una estructura de 25 metros de alto, con forma de arco, sobre las dos columnas de cantera rosa (material muy común en esa época) se posan dos águilas, cada una devorando una serpiente, mientras que el arco es coronado por una musa de fierro fundido recubierta de bronce, la cual posee varios simbolismos.
La famosa “mona” lleva en la mano derecha unas cadenas rotas y la corona española semi escondida, mientras que en la izquierda tiene en alto una esfera con la palabra “México” y parte de las cadenas rotas. Todo esto representa la libertad y el rompimiento con la monarquía española.

Proyecto Ejecutivo de Restauración
Se sabe que existe un plan de rescate de esta magna obra, que incluye una restauración del Arco de la Independencia y la “mona”, así como del área circundante.
Esta propuesta fue presentada por el Municipio de Monterrey y beneficiado por el Fideicomiso para la Conservación del Patrimonio Cultural, en la emisión 2020, en la categoría de Proyectos ejecutivos.
Este proyecto, incluye el levantamiento general del bien, su documentación, la detección de deterioros y a partir de ello se desarrolla una propuesta de intervención acorde al sistema constructivo, tomando en cuenta materiales y técnicas adecuadas.
Sin duda un ambicioso proyecto de restauración en donde se aportará el talento y la tecnología para “darle cariñito” a un importante monumento de gran significado no solo para los neoloneses, sino para toda la nación.